En los últimos años no se ha parado de hablar de la decadencia de los videojuegos japoneses y, en particular, de los de corte RPG (JRPG), algo que en parte es cierto y se ve reflejado en el uso de viejas mecánicas que no dan más de sí, mientras que otros RPGs occidentales como Mass Effect o The Elder Scrolls se han catapultado al éxito con algunas ideas frescas y buenas dosis de acción. Sin embargo, en estos mismos años de supuesta “decadencia” nos han dado autenticas joyas como Xenoblade Chronicles o The World End with You, juegos con ideas nuevas pero manteniendo como baluarte aquello que hace especiales a los JRPG, como un trato muy cuidado de la narrativa o el uso de personajes con mucha carisma.
Ni no Kuni es, sin duda, uno de los mejores ejemplos para demostrar que este tipo de juegos tienen aún mucho que decir ya que, aunque no tratan de inventar la rueda, ni es lo que se proponen, consiguen traer un soplo de aire fresco a mecánicas clásicas, proponiendo un título muy divertido y entretenido que, sobre todo, te consigue dejar una idea clara: "este tipo de juegos siguen molando".