Hay veces que cierto tipo de juegos se pone de moda. Un título muy exitoso al que empiezan a salirle "copias" por parte de otras compañías que quieren aprovechar ese tirón; una tendencia general de la industria porque los avances técnicos hacen que ciertos estilos se puedan desarrollar con más facilidad; apoyo masivo del público porque estaba pidiendo desde hace tiempo algún juego de un cierto estilo o simple casualidad, la cuestión es que hemos tenido multitud de casos en diferentes momentos de la historia de los videojuegos donde eso ha pasado.
Los plataformas en la época de las 16 Bits; los juegos de lucha o JRPGs en la época de PlayStation; de nuevo los plataformas, pero en 3D, tras el lanzamiento de Mario 64; los "clones" de Pokémon; los MMORPGs tras el éxito de World of Warcraft; los sandbox cuando GTA lo estaba petando; los shooters en la pasada generación; los juegos estilo Monster Hunter cuando arrasó en Japón; los juegos de puzles para dispositivos móviles con el éxito de Candy Crush Saga... Tenemos tantos ejemplos que resulta tan evidente como el clásico "la consola más potente y cara nunca gana a sus rivales, sin importar la generación en la que nos encontremos."
Así, pues, que cierto estilo de juegos esté de moda no debería sorprendernos mucho, pero la verdad es que el caso actual que estamos viendo en Japón y por parte de las compañías indie es, cuanto menos, curioso. Sin saber cómo, los Dungeon Crawlers, RPGs donde la mayoría de las veces la visión se centra en la primera persona y la mayor parte de su desarrollo consiste en derrotar enemigos para ir mejorando a nuestro grupo, avanzando de mazmorra en mazmorra, están de moda.