Generalmente, cuando hablamos del género RPG, solemos pensar en títulos de fantasía medieval, nacidos en Japón y con reducida influencia del verdadero origen del género: Los juegos de rol de mesa, lápices y dados. Pero también existen títulos de ese género que no cumplen ninguno de esos tres preceptos y, de hecho, la serie Shadowrun es de las más veteranas en ese estilo alejado de Tolkien (Junto a Warhammer 40.000), si bien la obra de Jordan Weisman y Bob Charrette, entre tantos otros, es la que ha logrado un mejor estatus "de culto" en el mundillo que más nos ocupa: El de los videojuegos.
Sí, porque este original juego de rol de mesa nacido en 1989 tardó solo cuatro años en ser convertido en un videojuego: Shadowrun (SNES, 1993), que pasó por un infierno en su desarrollo y terminó siendo uno de esos títulos adelantados a su tiempo que resultó un completo fracaso en su apartado comercial, básicamente porque era demasiado complejo y adulto para las consolas de la época... Lo cual no impidió que el año siguiente fuese lanzado otro juego de la serie, esta vez para Megadrive, con un estilo de mundo más abierto y que, evidentemente, tampoco tuvo éxito porque su estilo no casaba con lo que se estilaba en la época.
Yo me centraré en este último título, llamado Shadowrun Returns (2013), que tiene ya dos expansiones independientes: Dragonfall (2014) y Hong Kong (2015). Precisamente, toda la saga está ahora de oferta en Steam.